Colosenses
2:1-10
Los rudimentos o principios básicos de nuestro mundo:
La cultura: todo lo que conocemos como parte de nuestra manifestación
social que busca el reconocimiento regional en diferentes ámbitos de nuestra
existencia: Un ejemplo de ello es toda actividad social a la que nos
sometemos por cuenta de la cultura que incide directa e indirectamente en
nuestros pensamientos y muchas ocasiones en nuestras decisiones. Véase
situaciones como el visitar a los parientes, celebrar ciertos acontecimientos
familiares, logros deportivos, culminación del año, entre otros.
La economía: definida como el conjunto de
elementos de orden monetario que busca la interacción económica o monetaria
para diferentes aspectos sociales y culturales en los cuales nos
desenvolvemos y desarrollamos como personas. Véase situaciones como pagar
deudas, comprar vivienda, vehículo, y para la época de fin de año, las compras
de diferentes insumos que se necesitaban o de aquellos elementos que por
cuestiones presupuestales no se habían podido conseguir y se deseaban
enormemente.
La religión: Conjunto de prácticas
devocionales y religiosas muy unidas al contexto de la cultura que definen unas
características de comportamiento sociales, morales y personales, para la
demostración de una vivencia religiosa que busca ser referente importante
de la práctica social. Véase en nuestra cultura la celebración de fechas como
la navidad que tienen tanta relevancia no solo cultural y económica, sino
también personal.
Algunos aspectos de los orígenes de
la navidad.
(Véase http://www.miapic.com/es-cristiano-el-origen-de-la-navidad-puede-un-cristiano-celebrarla http://www.bbnradio.org/wcm4/spanishbbnmedia/tabid/3123/Default.aspx
¿Qué debemos hacer como
cristianos en esta época?
Col 2:1 Recibir la consolación del Señor.
En medio del desencanto que nos deja la cultura, la economía y la religión,
debemos buscar la gracia salvadora de nuestro Señor Jesucristo, creyendo que de él obtenemos mejor
recompensa, pues nuestras esperanzas humanas en el Señor siempre tendrán galardón. (Mt 5:4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos
recibirán consolación.)
Col 2:2. Unirnos en amor. No es posible
que nos llamemos cristianos, si el fundamento de nuestra vida no es el amor.
Aquí no se trata de un amor libertino o permisivo. Se trata de un amor por el
cual se debe luchar como el amor de esposos, de padres a hijos y viceversa, el
amor hacia nuestros seres queridos aunque estos no compartan nuestra visión de
fe.
Col 2:2 y 3. Alcanzar las riquezas, los tesoros de la sabiduría y el
conocimiento de Cristo. No se trata de seguirle la corriente consumista al
mundo de comprar todo lo que queremos o de “hacer pactos con Dios” para que
Dios multiplique como se viene pregonando en diferentes emisiones radiales de
la ciudad. El Tesoro del cual nos habla la Palabra tiene que ver precisamente
con el conocimiento de Cristo, en quien debemos tener fundamento, puesto que si
no tenemos conocimiento de Cristo, fácilmente seremos arrastrados por doctrinas
falsas que se vienen predicando en la actualidad. (Pr. 2:3-62:3 Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz; 2:4 Si como a
la plata la buscares, Y la escudriñares
como a tesoros, 2:5 Entonces entenderás
el temor de Jehová, Y hallarás el
conocimiento de Dios.
2:6 Porque Jehová da la
sabiduría, Y de su boca viene el
conocimiento y la inteligencia. )
Col 2:6-7… Andar en Cristo. Muchos
creyentes en durante estas épocas terminan “quitándose el traje de cristianos”
para ponerse las ropas de la cultura reinante. Entonces la fe queda a un lado y
la vida mundana es la que termina decidiendo el devenir del creyente. Es por esto que el “jolgorio” de estos tiempos
no puede ser la medida de la fe de los creyentes en Cristo. La carta a los
Colosenses enfatiza en los versos 6 y 7 que debemos tener nuestro arraigue y
nuestro fundamento en Cristo y que
tal situación nos debe confirmar en la fe, es decir, todas las personas
que nos rodean deben ver en nosotros la manifestación gloriosa de un Cristo que
no nace en navidad, sino que nació hace más de 2000 años y hoy vive y reina
como Rey de reyes y Señor de señores.
Col 2:7 Abundando en Acciones de Gracia. Es
importante que como cristianos actuemos agradecidos de las bondades de Dios
para con nosotros. Primero dando gracias a Dios por el gran don de la
salvación, luego, por todas y cada una de las bendiciones que nos ha
dado cada día. Sabemos que nos faltan muchas cosas y que hay situaciones que
están por resolverse en nuestras vidas, pero debemos confiar en la victoria
de nuestro Dios. El hecho de que nos falte algo no quiere decir que Dios no
esté actuando allí, o en nuestro carácter.
Col 2: 9 y 10 Reconociendo la divinidad de
Cristo y que en Él estamos completos. El mundo (y detrás del mundo
Satanás) pretende negar a Cristo en cualquier forma. Es por esto que
adquiere figuras icónicas tales como santa Caluss o papá Noel, el espíritu de
navidad y otros, para imitar la acción salvadora de Cristo. La gran ventaja de
nosotros como cristianos que vivimos según la Palabra, es que sabemos que estos
mitos culturales no se comparan con el poder y la bendición de Jesucristo, a
quien no tenemos que esperar en una fecha específica del año, y con quien
podemos contar las 24 horas del día, todos los meses del año. Reconocer a
Cristo es reconocernos como seres completos, que tenemos una herencia y que
vivimos celebrando que Cristo vive y que no hay otro como El Señor.
Nota final:
·
En Cristo estamos
completos y tenemos la verdadera consolación, el verdadero amor, el verdadero
fundamento para nuestras vidas.
·
Debemos despojarnos de
toda tradición humana, todo rudimento humano y arraigarnos en Cristo, en la
Palabra de Dios, con acciones de gracias en forma permanente.
·
Debemos reconocer que en
Cristo lo tenemos todo y sin el nada somos. Las ofertas del mundo son
pasajeras, la oferta de Cristo es permanente.
·
Si alguien cree que necesita
afianzarse más en Cristo y arraigarse más en Él, presentese en el altar del
Señor y ponga su vida en las manos de Cristo, para recibir consolación, amor, y
confirmación de la bendita salvación que ha traído a nuestras vidas nuestro
amado Señor Jesucristo.
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